¿Has oído alguna vez de La Guerra del Agua? Seguro que has oído de todo tipo de guerras. Solemos relacionar el estudio de la historia con el estudio de guerras, así que no es nada nuevo hablar de una guerra. Pero esta guerra es un poco distinta a la habitual que estudiamos y conocemos. Las guerras suelen compartir
unos motivos muy parecidos: tierra, poder, riqueza, venganza…
Todo esto nos suena lógico, aunque depende de cada caso si el motivo estaba justificado o no. ¿Qué te parece una guerra que se libra por el derecho a beber agua? ¿Y si mañana tuvieses que salir de tu casa a luchar para que tu propio gobierno deje de robarte el agua que necesita tu familia para sobrevivir? Pues eso ya ha pasado en la realidad. Y lo sorprendiente es que mucha gente no lo sabe ni ha oído hablar de ello.
unos motivos muy parecidos: tierra, poder, riqueza, venganza…
Todo esto nos suena lógico, aunque depende de cada caso si el motivo estaba justificado o no. ¿Qué te parece una guerra que se libra por el derecho a beber agua? ¿Y si mañana tuvieses que salir de tu casa a luchar para que tu propio gobierno deje de robarte el agua que necesita tu familia para sobrevivir? Pues eso ya ha pasado en la realidad. Y lo sorprendiente es que mucha gente no lo sabe ni ha oído hablar de ello.
En enero de 2000, en la tercera ciudad más poblada de Bolivia, Cochabamba, comenzó una lucha por el agua que luego se conocería como “La Guerra del Agua”. Para esas fechas, una empresa multinacional había firmado un contrato con el gobierno boliviano (cuyo presidente era Hugo Banzer, un ex-dictador) que le daba exclusivo derecho al suministro del agua en Cochabamba. El gobierno boliviano también había pasado una ley, llamada la ley 2029 y luego más comúnmente conocida como la Ley del Agua, que prohibía la recogida del agua de lluvia sin licencia. Esto prácticamente daba todo el control sobre el agua a la empresa suministradora (Aguas del Tunari), asegurando que nadie podría obtener agua de ningún modo sin pagar por el suministro del mismo. Esto significaba que hacer pozos o poner recipientes a recoger la lluvia eran métodos ilegales de conseguir agua.
Ya había inquietud por estos sucesos, pero el conflicto estalló cuando la empresa subió los precios, en algunos casos en un exceso del 50%. Muchas de las personas que vivían en Cochabamba cobraban alrededor de 100$ al mes, y ahora su factura de agua superaba los 20$. Era una situación insostenible y una inhumanidad bárbara. Muchas familias tuvieron que sacar a los niños del colegio y dejar de visitar el médico, sólo para conseguir ahorrar lo suficiente como para poder beber agua y seguir sobreviviendo. Y eso es cuando el pueblo salió a la calle a luchar por sus derechos. Entre enero y abril de ese año se produjeron una y otra manifestación cada vez más intensas. Por último la gente abarrotó la plaza principal de Cochabamba y la tomaron. En otras partes del país, como en La Paz, otros bolivianos se unían a la protesta y formaban barricadas en las carreteras principales. El gobierno boliviano declaró ley marcial en un intento de sofocar la rebelión. Hubo conflictos violentos en las calles de Cochabamba con muchos heridos, más detenidos y finalmente la muerte de un joven de 17 años, Víctor Hugo Daza. En La Paz también murieron algunos campesinos cuando el ejército desalojaba sus barricadas. Pero la ley marcial no pudo con la determinación del pueblo, y el centro de Cochabamba permanecía en manos del los campesinos. Los dirigentes de Aguas del Tunari huyeron a Santa Cruz donde estuvieron ocultados durante cuatro días, y por fin consiguieron huir del país. Incapaz de someter a los campesinos y bajo presión, el gobierno boliviano se sentó con el representante del pueblo y presidente de la Central Obrera Boliviana, Oscar Olivera, para firmar un acuerdo en el que se hacía efectivo el retiro de la empresa Aguas del Tunari, la normalización del suministro de agua potable en Cochabamba y la liberación de los manifestantes detenidos. La notoria Ley del Agua fue derrocada en una sesión especial parlamentaria por demanda del pueblo. Para conseguir esta sesión y aplacar a los campesinos, el gobierno boliviano tuvo que alquilar los aviones para volar a los delegados de emergencia a La Paz y celebrar la sesión especial.
El pueblo boliviano habló y al final no hubo más remedio que escuchar su voz. Demostraron que unidos el pueblo puede y debe defender sus derechos, incluso ante su propio gobierno. Nosotros estamos acostumbrados a manifestaciones por muchos motivos, sin duda legítimos y razonables. Pero es otra cosa muy distinta y mucho más chocante tener que tomar armas, ocupar una ciudad y luchar con las fuerzas nacionales sólo por el derecho de beber agua. ¡Sin duda merecen nuestro respeto esos campesinos que ganaron su guerra para beber agua! Ojalá tengamos esa resolución, esa unidad y ese valor cuando nos toque defender nuestros derechos de quien sea que haya que defenderlos.
-Josué Knott
3 comentarios:
Este es sin duda el mejor artículo del blog...lo demás es todo igual: "videojuegos, coches, bla bla bla" nada interesante, la verdad. Enhorabuena por un artículo excelente.
Caleb? que te ha pasado? ... es que ya te han dejado salir del manicomio donde estabas ingresado y ahora te dedicas a comentar artículos que no valen la pena???? porque no te pasas por un genial artículo de coches, como es coches eléctricos y dejas de darle F5 al comentario de tu hermano (promiscuo) EEEN, vamos tu puedes acender a algo mejor.. Animo chicos (aplausos y chasquidos)
la derrota es amarga...
conozco una profesora de filosofía que puede levantar tus hundidos ánimos y baja autoestima...
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