El español es un idioma romance (grupo ibérico) que proviene del latín vulgar,
que fue hablado en el Imperio Romano. El otro nombre que tiene, Castellano,
viene también del latín “Castellanus” que se refería al antiguo reino de
finales del siglo X y comienzos del siglo XI. Para el año 1500, España tenía
aproximadamente 5 millones de habitantes, los cuales componían
prácticamente todos los hispanoparlantes del mundo en aquel entonces. En
los siguientes 100 años, debido a la colonización, el español explotó por el
mundo y recorrió casi todos sus rincones. Este proceso ha seguido hasta hoy
en día, aunque a un paso más medido ya. Repasando las estadísticas
corrientes podemos ver que el español ahora tiene 500 millones de hablantes,
lo que lo convierte en el tercer idioma más hablado en el mundo por detrás
del chino mandarín y el inglés. Este dato incluye a las personas que lo tengan
por segundo idioma (que pueden ser unos 50 millones). Se habla en casi cada
rincón del planeta: Guinea Ecuatorial, Europa, Centro y Sudamérica, Estados
Unidos, las islas Filipinas, incluso en Nueva Zelanda y en Angola (éste debido a
la presencia del ejército cubano, sorprendentemente). Es algo impresionante
reflexionar sobre la promulgación que ha tenido nuestro idioma a través de
todo el mundo en relativamente poco tiempo. No sólo es el tercer idioma más
hablado, sino que comercialmente también ocupa la tercera posición de
importancia. Es un idioma con mucha riqueza, debido a sus variaciones
internas. Sabemos que hay una diferencia general entre el español latino y el
español de España. Dentro de esas dos distinciones, caben muchas más
variaciones. En el español latino hay dialectos propios de casi cada país y en
España es muy conocida la diferencia entre el español del norte y el español
de Andalucía. Es un idioma maravilloso, que podemos decir que ha cambiado
el mundo, al llegar a tantos sitios. Hoy en día podemos viajar a casi cualquier
sitio y valernos con nuestro idioma natal, porque seguramente habrá quien lo
hable donde sea que vayamos.
-Josué Luke Knott
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